Regulación emocional
El poder de la visualización
A estas alturas ya sabrás que visualizar tu objetivo se ha convertido en uno de los ejercicios más potentes para mejorar el estado emocional. Deportistas de todo el mundo como Alonso o Nadal usan la visualización para prepararse, porque todo aquello que imaginamos produce unas reacciones en nuestro físico que vienen dictadas por nuestro cerebro. Es muy sencillo, ¿verdad que cuando ves una película de miedo puede acelerársete el corazón, pueden sudarte las manos e incluso puedes dar saltos o gritos de puro miedo? ¿verdad que tu cara refleja el miedo? Eso es porque, aunque se trata de una proyección ficticia, el cerebro manda impulsos a tu cuerpo que le hacen reaccionar como si realmente te estuviera pasando algo parecido.
La visualización es, por lo tanto, una manera muy eficaz de entrenar aspectos positivos de nosotros mismos o, incluso, potenciar aspectos que queremos mejorar.
No nos confundamos, visualizar no implica que lo que veas en tu imaginación se vaya a cumplir a pies juntillas, eso sería magia… y no eres David Copperfield. Lo que sí puedes conseguir es un cambio en tu estructura cerebral que induzca en ti un estado emocional concreto, que puede traducirse en una mayor capacidad de éxito en el futuro. Todo depende de qué quieras conseguir, ¿cuál es tu objetivo?
El neurocientífico Mario Alonso Puig explica que haciendo visualizaciones diarias durante 3 semanas, 5 minutos diarios, puedes generar la creación de nuevas células madre en tu cerebro. Estarás entrenando tu cuerpo en aquello que quieres conseguir: puede ser tener más confianza en ti mism@ o ser más tranquil@, responder con asertividad en tu comunicación con los demás o ¿por qué no? ser mejor deportista. Las visualizaciones te permitirán entrenar las cualidades que necesitas para conseguir lo que te propongas.
clave para una buena visualización:
Usa los 5 sentidos
Sea lo que sea lo que visualices debes conseguir engañar a tus sentidos para que te parezca que estás realmente sintiendo lo que sentirías en esa situación ficticia. Por ejemplo, si imaginas que estás conduciendo… prueba a visualizar la carretera delante de ti, el volante en tus manos, el paisaje, el interior del auto. Prueba a imaginar lo que escucharías en ese momento: el sonido del motor, las ruedas sobre el asfalto, la música de la radio, el sonido del exterior del coche. Y no te olvides de sentir lo que sentirías si estuvieras allí: el respaldo del asiento en tu espalda, la firmeza del volante en tus manos, la velocidad… Hay que ver lo que verías, escuchar lo que escucharías y sentir lo que sentirías. Y lo mismo para inducir emociones de serenidad, confianza o éxito.
Y recuerda…
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