Neurociencia

Bases anatómicas del cerebro

MacLean (1970) planteó -que el cerebro humano está conformado por tres subsistemas. Por orden de aparición en la evolución: el cerebro reptiliano, el cerebro límbico y el neocórtex.

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La función principal del cerebro reptiliano es la de proporcionar los mecanismos que permitan integrar los mensajes procedentes del medio y actuar sobre ellos. La manera de actuar es de tipo reflejo.

  • No permite la improvisación ni la generación de nuevas conductas

La aparición del cerebro límbico permitió la posibilidad de sentir y expresar opiniones. MacLean observa que está basado en la evasión del dolor (lo desagradable) y la recurrencia al placer (lo agradable). El sistema límbico interacciona de forma rápida con el sistema hormonal y con sistema nervioso autónomo; de modo que la emoción actúa de forma súbita sobre nosotros produciéndonos cambios físicos (latido cardíaco, sudoración, tono muscular, flujo sanguíneo, sistema digestivo…). Las funciones principales del sistema límbico son:

  • La motivación por la supervivencia
  • Integrar la información genética y ambiental mediante el aprendizaje
  • Integrar las señales internas y externas de manera previa a la realización de una conducta

Una vez puesta en marcha la emoción, la evolución biológica da otra vuelta de tuerca al incorporar el neocórtex. Se encuentra muy desarrollado en los primates, especialmente en el hombre. El neocórtex controla tanto las emociones como las capacidades cognitivas (memorización, concentración, auto-reflexión, resolución de problemas) También juega un papel importante en funciones como el razonamiento espacial o el pensamiento consciente y, en los humanos, la posibilidad del lenguaje.

Este gran desarrollo producido en el neocórtex no presenta grandes diferencias moleculares o celulares con respecto a otras áreas cerebrales. Por lo tanto, se cree que las funciones del neocórtex no se derivan de las características biológicas de éste, sino de su capacidad para generar, modificar y regular un gran número de conexiones interneuronales, lo que quiere decir que esta estructura anatómica tiene un papel fundamental en la regulación y dirección del flujo de información que se establece entre las distintas áreas cerebrales, y por tanto, en los fenómenos de plasticidad neuronal.

El sistema límbico se comunica mediante emociones, vísceras y síntomas ligados a ellas: náuseas, sofocos, rabia, miedo, respiración y pulso agitado, pena, conducta agresiva, contracturas musculares… El desarrollo del neocórtex hace posible que seamos conscientes de nuestras emociones y las controlemos, a pesar de que las podamos sentir en ocasiones como algo desagradable. Por lo tanto gracias a la evolución y a ese resultado de emoción consciente podemos desarrollar nuestra inteligencia emocional.

Mecanismos básicos de comunicación neuronal

 

 

Las neuronas se comunican a partir de corrientes eléctricas a lo largo de nuestro sistema nervioso. La localización, repetición, duración, intensidad y naturaleza de estas corrientes determina nuestra existencia, desde la meramente biológica hasta procesos más complejos como sentir una emoción.

Las neuronas no se encuentran distribuidas de manera difusa a lo largo y ancho del cerebro, sino que están localizadas formando vías concretas de señalización y están relacionadas con la función de cada área del cerebro. Los neurotransmisores cuya distribución es mejor conocida son: acetilcolina (vías colinérgicas), noradrenalina (vías noradrenérgicas), serotonina (vías serotoninérgicas) y dopamina (vías dopaminérgicas).  El nivel de activiación de cada una de estas vías va a influenciar de manera concreta uno o varios procesos cognitivos que van desde la regulación de nuestro estado emocional hasta aspectos como el aprendizaje, la creatividad o la memoria.

Hoy sabemos que nuestro cerebro cambia día a día y las conexiones neuronales no son del todo estables, y esto es debido a que la naturaleza de las conexiones que se establece entre distintos grupos de neuronas es cambiante.

Desde el punto de vista de la neurociencia se entiende que el cerebro es plástico porque la eficacia en la transferencia de la información que se establece entre diferentes neuronas puede modificarse. A esta capacidad de modulación se la denomina plasticidad neuronal.

Por ejemplo, determinados estímulos, en concreto aquellos asociados con incrementar la capacidad de resolver problemas (puede ser el hecho de que diariamente, por nuestro trabajo, nos enfrentemos a determinadas situaciones que requieran de la resolución rápida de problemas), pueden mediar un incremento en la síntesis de los receptores de dopamina, incrementando nuestra capacidad para resolver problemas. Otro ejemplo puede ser el observado en los taxistas, que debido a su trabajo, presentan un engrosamiento del hipocampo asociado a un mayor incremento en la memoria espacial. Este engrosamiento es físico, y se asocia a diferentes procesos, tales como la neurogénesis o procesos de potenciación glutamatérgica, fundamentales para fijar la memoria. Así, determinados estímulos generadores de plasticidad van a provocar cambios físicos en nuestras neuronas.

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Una neurona, al establecer conexiones con una mayor cantidad de neuronas, presentará una estimulación más fuerte que generará «huellas» o «surcos» cada vez más estables, más profundos. Así, las sinapsis se hacen más fuertes cuanto mayor es el número de conexiones que se mantendrán activas a largo plazo. Por lo tanto, la repetición es un elemento clave para «fijar» determinados tipos de aprendizaje. 

No solo necesitamos repetir una acción una y otra vez para aprender. La plasticidad neuronal se pone en marcha con la emoción. La atracción, el interés o la motivación facilitarán la integración del aprendizaje.

En este contexto, según estudios realizados por la Dra. Baram de la Universidad de California, el estrés agudo perturba el proceso por el cual el cerebro recoge y almacena los recuerdos, perjudicando así a la memoria y al aprendizaje.

Aunque favorecer actividades que reduzcan el estrés del estudiante, tales como el ejercicio físico o la meditación, pueden tener un efecto beneficioso sobre el aprendizaje, la gestión emocional del alumnado para colaborar de forma activa en incrementar el interés, potencias la motivación y la creatividad parece fundamental para incrementar el rendimiento académico.

Fundamentos neurobiológicos de las emociones

Los estímulos emocionales inducirán sobre nosotros patrones conductuales. Nuestra conducta puede ser más visceral o más racional dependiendo de la «carga» emocional que te genere el estímulo. Incrementar nuestra Inteligencia Emocional nos permitirá tomar conciencia sobre determinadas conductas emocionales muy viscerales y poder actuar sobre ellas en el caso en que así lo requiramos.

Antonio Damasio, neurobiólogo, premio Príncipe de Asturias por sus trabajos sobre el cerebro emocional, ha definido determinadas características que pueden resumir las bases neurobiológicas de nuestra conducta emocional:

  • Las emociones son un conjunto de respuestas químicas generadas en nuestro cerebro mediante diversos mecanismos que están implicados en nuestra forma de adaptarnos al entorno y vivir.
  • Toda emoción es un proceso que está determinado biológicamente. Todos los animales donde se han desarrollado las estructuras anatómicas necesarias para el procesamiento emocional (sistema límbico) sentirán emoción, independientemente del aprendizaje o la cultura. En el caso de los humanos, el aprendizaje y la cultura pueden estar implicados en modificar la expresión de nuestras emociones o en la generación de nuevos significados emocionales, pero el hecho de sentir una emoción no depende de estos, sino de la presencia de determinadas estructuras biológicas.
  • Siguiendo con el punto anterior, las estructuras anatómicas cerebrales implicadas en el procesamiento emocional en los humanos van a ocupar determinadas regiones encefálicas que van desde el tallo cerebral, pasando por el sistema límbico, hasta el córtex frontal.
  • Al ser procesos determinados biológicamente, una emoción ocurre, independientemente de que seamos conscientes o no de ello. Cuando tomamos conciencia de que sentimos, entonces a esa emoción se la denomina sentimiento.
  • La emoción se manifiesta y se experimenta en nuestro cuerpo, de manera física, provocando cambios fisiológicos notables. Esto pone de relevancia el papel crucial de esta en nuestra adaptación al medio, en nuestro instinto de supervivencia. Así, el papel de las emociones es principalmente biológico, asociado a una interacción rápida con nuestro entorno y encaminado a la preservación de la especie. Además de los cambios físicos, las emociones producen cambios cognitivos, es el caso del enfado, donde aparece una conducta agresiva asociada a este estado emocional y derivado de la secreción de catecolaminas.

 

 

(Información extraída de los apuntes del Curso de Experto en Inteligencia Emocional de la UNIR)