Encuentra la calma en cualquier circunstancia

By Elena Llorente | 19/08/2024

Probablemente, habrás oído hablar del estoicismo, esa filosofía antigua que promueve ser imperturbable ante las adversidades y encontrar la sabiduría controlando las emociones y pensamientos.

Lo primero es reconocer qué está bajo nuestro control y qué no lo está. ¿Eres de los que se dejan llevar por las emociones? ¿Te va el drama? Cuando algo te entristece, ¿caes en un pozo sin fondo? El estoicismo afirma que si haces eso es porque quieres. Sí, aunque te parezca mentira, puedes controlar lo que sientes y lo que piensas, y, por supuesto, lo que haces.

Que mucha gente actúe en automático o que tú mismo hayas actuado en automático durante toda tu vida, no significa que no tengas la capacidad para cambiar y dejar de hacerlo. Lo que no puedes controlar es lo que ocurre fuera de ti: las circunstancias, lo que sienten, piensan, dicen y hacen los demás. Pero tus emociones, pensamientos y acciones sí puedes controlarlas, simplemente tienes que comprometerte contigo mismo en hacerlo.

Para empezar, márcate un objetivo concreto, reflexiona sobre qué necesitas hacer para conseguirlo, hazte una lista con las pautas a seguir, ¿qué quieres sentir? ¿Qué quieres pensar? ¿Qué quieres hacer? y, ahora, comprométete a realizar lo que pone en tu lista. Sé disciplinado y cúmplelo. Si es lo que quieres, si es lo que te conviene, llévalo a cabo y que nada ni nadie te lo impida.

Cuando te descubras a ti mismo incumpliendo alguna de las normas que te has autoimpuesto, evalúa si te estás equivocando y toma la decisión correcta, vuelve a centrarte en seguir las normas. Recuerda que tienen una lógica, recuerda que tienes un objetivo.

Es importante que lo hayas reflexionado antes para que cuando surjan momentos de abstinencia o de incumplimiento, seas capaz de regañarte a ti mismo y reconducir la situación. Puede que haya días que te cueste más, pero respira hondo, quédate solo meditando, haz lo que sea necesario para volver al cumplimiento disciplinado y coherente de tus propias normas, principios y valores.

La resiliencia o capacidad de superar las adversidades y crear tu propia fortaleza no es algo innato, se aprende. Y nunca es tarde para aprender algo nuevo. Sólo hace falta una meta clara, una lista de pautas coherentes a seguir y ser tu propio guarda jurado obligándote a llevar a cabo la lista de pautas hasta ver cumplida la meta.

Obsérvate, préstate la atención que mereces, priorízate, ¿cómo? Decidiendo en cada momento de tu vida cómo quieres sentirte, qué quieres pensar y cómo quieres actuar. Decidiendo salir de situaciones que te hacen daño, de emociones que te restan y de pensamientos que te alejan de tus metas. Decidiendo cambiar eso por algo nuevo y constructivo. Da igual si te cuesta, es cuestión de tiempo y perseverancia que llegue el cambio definitivo. Todo maestro fue principiante en algún momento. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, construye tu felicidad.

Deja de interpretar la realidad con pensamientos y emociones engañosos que provienen de tu pasado o de creencias que te limitan. Prueba a aceptar la realidad y empezar a controlar tu mente para que no se desvíe del camino que quieres que siga. Todo es posible si sabes cómo lograrlo y te pones a ello. Y ese es el secreto, si quieres sentir calma en cualquier circunstancia, vas a tener que proporcionártela tú mismo. Negártela es lo fácil, lo difícil es asumir que la responsabilidad está en ti y en nadie más.