APRENDÍVOROS. EL CULTIVO DE LA CURIOSIDAD de Santiago Beruete

By Elena Llorente | 16/12/2021

Santiago Beruete (Pamplona, 1961) fue mi profesor de Filosofía en el IES Santa Maria d’Eivissa, donde hoy en día sigue impartiendo sus clases y, ahora, coincidimos como profesores. Fue muy grato descubrir que había escrito un libro sobre docencia, ya que es un tema que me interesa mucho, y ha sido un placer leer su libro y descubrir su faceta como ensayista y narrador.

De profesor, lo recuerdo amable y motivado, dos cualidades que tiene todo profesor que se precie; pero, leyendo su libro, he comprobado que también tenía y tiene una estrategia para hacer que sus clases sean amenas y que sus alumnos aprendan no solo conocimientos, sino también actitudes y utilidades para la vida.

Aprendívoros. El cultivo de la curiosidad (2021) no es su único ensayo, en su haber tiene otros títulos como Verdolatría. La naturaleza nos enseña a ser humanos (2018), Jardinosofía. Una historia filosófica de los jardines (2016) o Libro del ajedrez amoroso (2002) por el que recibió el Premio Constitución de Ensayo en 1989. También ha escrito poesía, El animal de dos espaldas (1987) y varias novelas, como Líneas negras sobre fondos blancos y Para no morir.

Como se lee en su biografía literaria, a partir del año 2006, empezó a estudiar las sutiles conexiones entre la teoría de la utopía y los estilos en jardinería, y a analizar cómo los jardines han constituido desde la Antigüedad una metáfora visible de la buena vida, una representación sensible de la felicidad y un valioso documento de los sueños de perfección social que se ha hecho cada época.

Aprendívoros. El cultivo de la curiosidad

Aprendívoros es un libro cargado de buenas intenciones y sabias reflexiones sobre cómo el ser humano interactúa, convive, aprende y enseña. A través de metáforas, de menciones a reputados naturalistas, de experimentos sociológicos o de anécdotas varias, nos cuenta que tendemos a idealizar, a controlar, a sistematizar, arrastrados por la vorágine de una vida, a veces, carente de dirección o de sentido.

Nos invita a detenernos, a observar a nuestro alrededor, a ser humildes y reconciliarnos con nosotros mismos antes juzgar o de exigirle nada a los demás.

En las primeras cien páginas nos habla de árboles, de jardines, de vegetación, de naturaleza y de cómo la hemos imitado, modelado; de cómo, en ocasiones, la hemos menospreciado. Luego empieza un viaje introspectivo y nos cuenta su experiencia como profesor, nos hace caer en la cuenta de que antes de cultivar personas, primero hemos de cultivarnos a nosotros mismos; de que el profesor no solo enseña (o cree que lo hace), sino que también aprende grandes lecciones y, cuánto más abra los ojos de la empatía, más lecciones descubrirá a su paso por las aulas; que los verdaderos héroes son los que, a pesar de las dificultades, salen adelante con un éxito relativo, pero satisfactorio; que escuchar, a veces, implica saltarse la norma establecida, porque nada es más gratificante que conseguir que el alumnado elija aprender.

Este libro no solo es fuente de saber y conocimiento, también muestra las dotes de Santiago Beruete para la narración de relatos, ya que plasma varias vivencias entre la ficción y la realidad que ilustran muy bien la vida en el ecosistema que habita entre los pasillos y aulas de un instituto. Me ha hecho emocionar en más de una ocasión, sobre todo en aquellas anécdotas en las que cuenta cómo ciertos alumnos han cambiado su rumbo a mejor, pasando de niños salvajes a creadores de su propio destino.

Me parece un libro motivador, a ratos pesimista, a ratos esperanzador, que parte de un conocimiento integral de la realidad en las aulas y pretende ser un espacio de reflexión para docentes, padres y todo aquel a quien le guste filosofar sobre el ser humano.

Si quieres saber más sobre sus reflexiones, te recomiendo el siguiente vídeo.