Mis lecturas
Resumen completo de «La Estafeta Literaria» de Santiago García Lucio
Santiago García Lucio es un joven escritor mallorquín que reside en Madrid. Es licenciado en Periodismo y actualmente se dedica a la corrección editorial y está escribiendo su primera novela.
La Estafeta Literaria. Un estudio descriptivo-comparativo es el Trabajo Fin de Máster que escribió Santiago tras cursar el Máster de Periodismo Cultural y Nuevas Tendencias en la Universidad Rey Juan Carlos, y con la que fue candidato a Beca en el Ministerio de Cultura español.
La Estafeta Literaria. Un estudio descriptivo-comparativo es un estudio ensayístico que puede ser de gran interés, especialmente, para estudiantes de Filología y Periodismo, pero también para todos aquellos que se interesen por la historia cultural española.
La Estafeta Literaria. Un estudio descriptivo-comparativo – resumen completo
La Estafeta Literaria (en adelante LEL) fue una de las más prolíficas revistas del siglo XX en España, con treinta años de existencia. Es, junto a Ínsula (que aún está en funcionamiento), la más longeva.
LEL pasó por siete etapas diferentes:
- 1944-1945, dirección de Juan Aparicio.
- 1956-1957, dirección de Luis Jiménez Sutil.
- 1957-1962, dirección de Rafael Morales.
- 1962-1968, dirección de Luis Ponce de León.
- 1968-1978, dirección de Ramón Solís.
- 1980-1983, dirección de Luis Rosales.
- 1997-2001, dirección de Manuel Ríos Ruiz.
En sus inicios se ve influida por La Gaceta Literaria y las revistas francesas. LEL fue una revista cultural que inició su andadura en época franquista y, por lo tanto, sus participantes fueron leales al régimen, al menos durante el periodo que duró la dictadura de Franco.
En la primera etapa, entre sus secciones, había espacio para literatura, teatro, cine, biblioteconomía y comercio del libro, tertulias, museos, catálogos de libros, circo, bibliografía y otros asuntos. Sin embargo, el mayor foco de atención se puso en la literatura. El género periodístico más frecuente en la LEL fue la noticia, por lo que se concluye que apostó por la objetividad o la apariencia de objetividad.
En la primera etapa de la revista (años 40), estamos en los inicios de la dictadura. Franco impone su autoritarismo y conservadurismo. La cultura recoge un nuevo impulso tras la guerra, aunque bajo la censura de los directores puestos a dedo, ya que la ley de prensa del 38 reservaba al Estado el derecho de designar a los directores de todos los medios de comunicación públicos y privados, y seguirá vigente hasta el 68. LEL recoge influencias de tres revistas anteriores: Revista de Occidente, Acción Española y Cruz y Raya. LEL, en esta primera época, rescata curiosidades literarias de otras épocas, reseña trabajos de preguerra «no sospechosos» y presenta las figuras que empiezan a destacar.
En la segunda etapa, la revista pasa de ser quincenal a ser semanal y abarca desde 1956 a 1957. En este periodo se busca dar consolidación a la revista. La etapa es breve porque acaba cuando muere su director, pero continuará después, sin prácticamente interrupciones, durante los siguientes veinte años. En los años 50, España estaba menos empobrecida que en la década anterior y había pasado la posguerra, por lo que se aprecia un crecimiento notable. La crónica tendrá mucho más peso a partir de esta época que en la década anterior. Se percibe que aumenta el número de autores extranjeros reseñados. Pero el colaborador-redactor sigue siendo solo español. En estos años se da también el boom latinoamericano. Se concluye que hay cierto intento aperturista.
En esta segunda etapa aumenta el espacio reservado a la literatura, recortando el abanico de interés, ya que dejan de ser temática la música o los museos, por ejemplo. Y la pieza periodística más frecuente será la crónica, que otorga un punto de subjetividad respecto a la noticia, predominante en la etapa anterior.
El libro de Santiago García Lucio también incorpora la biografía e intervenciones en la revista de los colaboradores que participaron en ambas etapas, como Pío Baroja, Camilo José Cela, Carmen Conde, Ramón Gómez de la Serna, Rafael Manzano, entre otros. Y se aportan las conclusiones finalesa modo de recapitulación.
Lo que me gusta y lo que no me gusta
Me ha gustado mucho lo bien escrita que está, no resulta pesada y va al grano. Contiene muchos datos interesantes, sobre todo, relacionados con los colaboradores y temas que se trataron en la revista durante los años 40 y 50.
También me ha gustado el hecho de que a través de su lectura se explica de forma sencilla el ambiente político de aquellos años, las dificultades a las que se enfrentaban los redactores y la evolución a mejor que se vivió en la década de los 50.
Creo que su lectura puede contribuir a entender el funcionamiento de las revistas en la época de posguerra.
Realmente, no hay nada que no me haya gustado, pero reconozco que no es una lectura para todo tipo de lectores, ya que va, más bien, dirigida a especialistas, tanto del periodismo como del ámbito filológico.
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