Mis lecturas
Resumen completo de «Cumbres borrascosas» de Emily Brontë
Cumbres borrascosas es un clásico de la literatura romántica histórica. No pertenece al género contemporáneo, sino al género histórico, con las características propias del movimiento romántico de la primera mitad del siglo XIX. Aparecen en los relatos emociones desgarradoras, personajes demoníacos, angustia, soledad, desesperanza y todo tipo héroes y heroínas cuyas malas decisiones les llevan a una trágica muerte y donde la enajenación mental, la visión de fantasmas y el mundo de los no vivos cobra un peso muy importante.
Su autora es la inglesa Emily Brontë (1818-1848) que tuvo que publicarla con un seudónimo masculino para sortear las dificultades para publicar que sufrían las mujeres en aquella época.
resumen completo – Cumbres borrascosas
Libro I
Año 1802. El caballero Lockwood vive de alquiler en la Granja de los Tordos, una mansión en la campaña, a pocos kilómetros del pueblo de Gimmerton. Su casero, el señor Heathcliff, de unos cuarenta años de edad, vive en la casa de al lado, a escasos siete kilómetros, y ambas mansiones están separadas por una colina, por lo que no se ve una casa desde la otra y para atisbar la casa vecina hay que subir la colina. La casa del señor Heathcliff se llama «Cumbres borrascosas» a causa del paraje agreste, lluvioso y frío de los alrededores.
La historia comienza cuando, un día de mal tiempo, el señor Lockwood se ve obligado a parar en casa de su casero y a pasar una noche en su casa, antes de poder continuar el camino y acceder a la Granja. Es entonces cuando ve lo raro que es el señor Heathcliff, que a pesar de tener maneras de caballero, viste como un gitano. Y lo mismo pasa con el resto de habitantes de la casa, por un lado un muchacho de unos veinte años, Hareton Earnshaw, y una muchacha de unos dieciocho, la señora Catherine Heathcliff, viuda del hijo del señor Heathcliff. En la casa también viven una antipática ama de llaves, llamada Zillah y otro arisco y religioso trabajador llamado Joseph. Como Lockwood tiene que pasar allí la noche, Zillah le lleva a la antigua habitación de una tal Catherine y allí es cuando Lockwood ve el fantasma de una mujer en la ventana, que no para de gritar que la dejen entrar. El señor Heathcliff aparece muy alterado y el señor Lockwood se enfada, ya que nadie le avisó del fantasma.
Por fin deja esa casa miserable y llega a la Granja, pero le asaltan un montón de dudas acerca de la familia de su casero. Así que le pregunta a su ama de llaves, Ellen Dean, que es la narradora testigo de la historia de la familia Heathcliff. Y lo que le cuenta es sorprendente, un culebrón de aquí te espero. Resulta que Cumbres borrascosas, en sus orígenes, perteneció a la familia Earnshaw y la Granja de los Tordos pertenecía a la familia Linton. Un fatídico día el Sr. Earnshaw trajo a casa a un niño de la calle, llamado Heathcliff, que conviviría junto a su mujer la Sra. Earnshaw y junto a sus dos hijos, el primogénito Hindley, y la señorita Catherine. Hindley le odió desde el primer momento, porque le quitaba las atenciones de su querido padre, le cogió manía y se hacían mil correrías el uno al otro. Hindley se va de casa a estudiar a otra localidad y, cuando vuelve, lo hace ya casado, con su amada Frances. Sus padres no están muy contentos, pero pronto mueren. Así que Hindley asume la propiedad de la casa. Frances se queda embarazada, pero muere poco después de que nazca su único hijo, Hareton.
A partir de ahí Hindley empieza a beber y a ser huraño y abandona a su hijo, no le pone profesores y le tiene como un salvaje. La señorita Catherine, de niña, se entendía muy bien con Heathcliff y solían jugar mucho juntos. La familia Linton, la que vive en la Granja, también tenía dos hijos, Edgar y la pequeña Isabella. Resulta que Catherine, en una visita a los Linton, cae enferma y se queda en su casa unas cinco semanas para la recuperación, esto hace que una lazos con Linton, que se enamora perdidamente de ella. Cuando vuelve a Cumbres borrascosas empieza a quedar con Linton a escondidas y le cuenta a Ellen Dean, su ama de llaves y confidente, que Linton le ha pedido matrimonio. Ella confiesa que ama a Heathcliff, pero como es medio gitano y no tiene modales sería un mal partido, así que está dispuesta a aceptar la propuesta de Edgar Linton. Heathcliff lo oye y ese mismo día desaparece de la casa. Catherine, cuando se entera cae enferma de nuevo debido al disgusto.
Pasan semanas y ni Heathcliff vuelve, ni Catherine se recupera. Entonces la Sra. Linton visita Cumbres borrascosas para ver cómo está Catherine e insiste en llevársela a su casa, donde, según ella, estará mejor cuidada. Una vez en la Granja, el señor y la señora Linton se contagian de las fiebres de Catherine y mueren. Edgar Linton hereda la casa y se casa con su amada Catherine Earnshaw, que pasa a ser la Sra. Linton. E Isabella vive con ellos y aún es muy jovencita. Pasan tres maravillosos años en los que Catherine es feliz y vive tranquila, Linton la trata como a una reina y no deja que nadie la contradiga, ya que Catherine es muy arisca, se enfada enseguida, y el amo Linton no soporta verla enfadada, prefiere mimarla. La paz se perturba con la llegada de un visitante inesperado, el Sr. Heathcliff, que vuelve de su destierro voluntario, hecho un hombre rico. Catherine es muy feliz de volver a verlo y su esposo, Edgar, está celoso, pero haría lo que fuera por hacer feliz a su esposa, que le pide que le acepte como a un amigo de ella.
Heathcliff empieza a frecuentar la casa y se instala a vivir en Cumbres borrascosas, con Hidley, que le acepta porque le gusta jugar a apuestas con él, aunque siempre pierde su dinero. En un momento dado, Isabella le confiesa a Catherine que se ha enamorado de Heathcliff, lo que molesta mucho a esta. En una visita del aludido, Catherine se lo cuenta delante de Isabella, dejándola avergonzada y avisa de que Heathcliff no es buena persona y le hará daño a Isabella. Pero la joven cree que está celosa. De hecho, Catherine, muy alterada, vuelve a postrarse en cama con fiebres altas. Su marido se queda al pie de su cama día y noche y no vigila a su hermana, que se escapa con Heathcliff sin que nadie pueda evitarlo.
Libro II
A los pocos meses, Isabella escribe una nota a su hermano diciendo que está en Cumbres borrascosas con su nuevo esposo, el Sr. Heathcliff. Edgar la repudia, no quiere saber nada, le preocupa su esposa. Isabella le escribe entonces a Ellen Dean para contarle que lo está pasando francamente mal, su esposo la trata como basura y la tiene como una criada más, no quiere ponerle doncella porque es un avaro. Además, Hareton sigue siendo un salvaje, y Hidley un borracho. La chica está horrorizada. Pero Ellen Dean no puede hacer nada, ni siquiera Edgar, ya que se ha casado y ha pasado a ser «propiedad» de Heathcliff. Seguidamente, Catherine muere dando a luz a una niña a la que Edgar llama Catherine. E Isabella poco después se escapa de Cumbres borrascosas y, con ayuda del dinero de su hermano, se instala lejos de allí y da a luz a un niño al que llama Linton. Heathcliff lo sabe, pero por ahora, deja las cosas como están.
Pasan unos siete años. El Sr. Edgar Linton aprende a amar a su hija y supera la muerte de su esposa Catherine. Pero Heathcliff no supera la muerte de Catherine y pide a su espíritu que vaya a su encuentro. Isabella muere y su hijo llega a la Granja para vivir con Edgar y su hija. Los primitos están encantados. Pero Heathcliff se entera y reclama a su hijo. El pequeño Linton es llevado a Cumbres borrascosas. Como es un niño enfermizo, su padre procura que esté bien cuidado, le pone un profesor, pero solo porque planea heredar la Granja a través de su bástago. Poco después muere Hidley y la casa Cumbres borrascosas, en vez de pasar al jovencito Hareton (que ni sabe leer y es un patán) pasa a manos de Heathcliff, porque la mayoría de deudas que fue atesorando Hydley las tenía por apostar con Heathcliff, que se queda con todas sus pertenencias.
Cuando el pequeño Linton cumple trece años, Heathcliff prepara todo para que Catherine Linton hija visite la casa. Ella desconocía su existencia, ya que su padre había mandado guardar el secreto, y aún menos podía imaginar que su primito vivía allí con su padre. Con la ayuda de Ellen Dean comienza a ir a visitarlo sin que su padre lo sepa. El pequeño Linton es un niño enfermizo y muy caprichoso, y la señorita Catherine es muy servicial y atenta con él. Hareton intenta caerle en gracia a Catherine, pero tanto Catherine como Linton le desprecian por ser un salvaje y un patán.
Con el tiempo, el Sr. Edgar se entera y manda a Catherine no volver a visitar a su primo y cae gravemente enfermo. Ella se queda al cuidado de su padre agonizante, pero también sigue visitando a Linton sobre la colina. Resulta que Linton está muy enfermo y está muy raro, muy estúpido, y actúa con miedo hacia su padre, como si el padre le obligara a decirle a Catherine que la quiere sin que sea verdad. Catherine deja de sentir lo mismo que antes por él, le ve demasiado enfermizo y ensimismado. Pero Heathcliff obliga a su hijo a engañarla y hacer que vaya a Cumbres borrascosas. Una vez allí , la secuestra y la obliga a casarse con su hijo Linton Heathcliff, por lo que la chica pasa a llamarse Catherine Heathcliff. Lo siguiente es que Edgar muere, así que todos sus vienes incluida la Granja pasan al pequeño Linton, esposo de la heredera. Al poco muere Linton y lo hereda todo Heathcliff, que se queda a vivir con Hareton y Catherine Heathcliff en Cumbres borrascosas para poder alquilar la Granja y sacar más dinero, mientras vive como un miserable. Catherine odia a todos en esa casa.
El Sr. Lockwood decide visitar la casa de nuevo, por si puede hacer algo por Catherine, pero la ve tan antipática y huraña que ni lo intenta. Le dice a Heathcliff que se va de la Granja, pero que deja pagados once meses de alquiler, porque era lo que habían acordado. Vuelve meses después y se encuentra un panorama muy diferente. En Cumbres borrascosas ha vuelto la alegría. Hareton y Catherine se han hecho amigos. Catherine cambió de actitud con su primo y le enseñó a leer. Ellen Dean vive con ellos en la casa y los tiene bien cuidados. Zillah se fue, Joseph murió. Y Heathcliff también ha muerto. Se volvió loco poco a poco, visitaba el cementerio en busca del fantasma de Catherine Linton, subía a la colina para hablar con su fantasma y finalmente muere. Se dice que mucha gente ha visto pulular por ahí los fantasmas de Catherine Linton y Heathcliff paseando juntos. Fin.
Lo que me ha gustado y lo que no me ha gustado
Lo que más me ha gustado es el enredo en sí, la trama enrevesada, llena de vueltas de tuerca. Es maravilloso como Emily Brontë consigue que no te pierdas en la maraña de nombres y vivencias. Realmente no hay pérdida. Esto se debe, en parte, al personaje de Ellen Dean, que es maravilloso, y que es quien narra la historia de la familia, y al narratario, el Sr. Lockwood, que es quien recibe la información al mismo tiempo que el lector y va asimilando cada aspecto de la trama y compartiendo la perplejidad del lector.
Otra cosa que me ha encantado es el personaje de Heathcliff, porque tiene algo de diabólico. Llega a Cumbres borrascosas por casualidad, debido a un acto de buena fe por parte del Sr. Earnshaw, que lo acoge en su casa para tratarlo como a un hijo. Pero no sabe que ha traído la perdición de su familia y de la familia del vecino. Heathcliff es maquiavélico, demoníaco, malvado, pero ama locamente a una sola persona en la faz de la tierra y esta es Catherine Earnshaw (que luego pasa a Catherine Linton, cuando se casa). Es un personaje siniestro y apasionado, que me ha subyugado.
La funcionalidad de los personajes está muy bien orquestada, ya que cada personaje aporta algo inigualable a la historia.
Otra cosa que me ha gustado es que la narradora, Ellen Dean, mezcla el estilo indirecto con el estilo directo. Por lo tanto, reproduce los diálogos de los personajes de su narración tal y como los oyó cuando fue testigo de ellos. Esto, aunque parezca imposible, porque nadie se acuerda de algo así tan al pie de la letra, es un artificio literario, y simplemente Ellen Dean empieza a relatar la historia y te sumerge en ella mediante los diálogos.
Realmente no hay nada que no me haya gustado, porque es una obra maestra de su tiempo. Y si nos planteamos qué podemos aprender de esta obra para aplicarlo a la literatura romántica contemporánea, podríamos añadir que con modernizar un poco el contexto histórico, nos quedaría una historia digna de adaptar a la actualidad. Su huella no nos deja indiferentes.
0 comments