Regulación emocional
Los 5 sentidos y el presente
Los sentidos son una puerta maravillosa al presente. Igual de válida que la respiración. Es curioso como una de las características de las personas estresadas es que se encierran en ellas mismas, como si anularan su relación con el mundo, bloqueando las informaciones que llegan del exterior, pues su cabeza está tan ocupada pensando, juzgándose, dándole vueltas a los problemas y sintiéndose al límite, que no hay espacio en su mente para conectar con su alrededor.
Estas prácticas que haremos a continuación, son el equivalente a abrir una puerta a nosotros mismos y a nuestro alrededor a través de los sentidos. Si ponemos atención, cada sentido nos ofrecerá información sobre el presente, sobre el «aquí» y el «ahora» en el que nos encontramos. Cada práctica será una oportunidad más de volver al presente, de decir «estoy aquí y me doy cuenta» «no me quiero perder mi vida, no la quiero
desperdiciar» «no estoy en un ensayo, esto es mi vida de verdad y quiero estar aquí para vivirla, quiero darme cuenta de lo que siento».
Para realizar la práctica de los sentidos escogeremos previamente un alimento (preferiblemente un fruto seco, uva pasa, fruta pequeña o un trozo de chocolate) y lo colocaremos delante nuestro, donde hayamos decidido realizar la práctica.
- Siéntate con la espalda erguida, el cuerpo relajado y atento. En una silla o en el suelo, dónde hayas escogido.
- Sintiendo esta postura relajada, empieza poniendo el foco de atención en la respiración para centrarte.
- A continuación activa el sentido de la vista, solo la vista, observando el alimento que has escogido. Míralo como si fuera la primera vez que lo tienes delante de los ojos. Observa el color, los tonos, el tamaño, la forma. Pregúntate a qué se parece. Pregúntate si adivinarías que es comestible si no lo hubieras visto antes, y por qué razón.
- Seguidamente activa el sentido del tacto cogiendo este alimento. Sintiendo la textura en las manos, la temperatura, la forma, el tamaño. De nuevo, la intención es recibir información del tacto de las manos como si no lo hubieras acariciado nunca. Notando la diferencia de tacto en la palma de la mano y en la parte superior de la mano. Haciéndolo sin prisa y manteniendo estable allí el foco de atención.
- El paso siguiente es acercarse este alimento a la nariz para activar el olfato. Puedes cerrar los ojos y dejarte llevar por el perfume del alimento durante el espacio de tiempo que quieras. A la vez que observas como se siente el cuerpo entero con este ejercicio de autorregulación de la atención.
- Ahora, aunque parezca chocante, es interesante acercarse el alimento al oído y acariciarlo con dos dedos, para apreciar cualquier pequeño sonido que estás creando con este movimiento.
- A continuación pon el alimento en contacto con los labios. Dejándolo acariciar por los labios y notando las sensaciones que provoca este contacto, recordando que la atención plena es aquella atención curiosa que nos invita a sentir el presente como si nunca antes hubiéramos estado en contacto con nada parecido.
- Introduce ahora el alimento en la boca, poniendo en marcha el sentido del gusto, y déjalo en la boca sin masticar. Notando su textura, forma, tamaño. Mantén el foco de atención en el contacto del alimento con las distintas partes de la boca.
- Muérdelo de momento solo una vez, sintiendo el sabor de su interior con toda su plenitud.
- Y a continuación ve mordiéndolo poco a poco, sin dejar de apreciar el sabor, la textura, las sensaciones mientras lo vas tragando y saboreando, hasta desaparecer de la cavidad bucal.
- Para finalizar el ejercicio, date cuenta del sabor que te ha dejado el alimento en la boca, incluso al cabo de un rato de haber sido tragado.
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