
Autoconocimiento
Entiende tu mente, ¿por qué eres como eres?
Muchas veces hemos oído la típica frase de «yo soy así, quien me quiera que me acepte como soy». Para las personas que la han escuchado, han de saber que si eres de una manera es porque quieres. Es verdad que hay una tendencia natural en cada uno de nosotros, pero si la descodificamos, la desmontamos y la entendemos, podremos construir nuestro propio yo convirtiéndonos en la versión de nosotros mismos que realmente nos gustaría ser.
El proceso de las emociones es muy sencillo:
En primer lugar, se da un acontecimiento ante nosotros.
Eso produce una valoración inconsciente que hace nuestro organismo a través de los sentidos y que tiene mucho que ver con nuestra identidad, nuestra personalidad, nuestras creencias y nuestra experiencia pasada.
A continuación, aparece una emoción asociada a dicha valoración. Por eso ante un mismo acontecimiento alguien puede sentirse alegre o triste.
Pongamos un ejemplo: suena una canción, el individuo recuerda inconscientemente a una persona con la que solía pasarlo bien, la emoción que aparece es de satisfacción y alegría, pero también podría ser de melancolía, según su personalidad, identidad, creencias y vida.
El proceso de las emociones no acaba aquí, tras sentir la emoción, nuestro cuerpo es movido a la acción. Puede ser el llanto, puede ser la sonrisa, puede ser el estallido de ira… en principio, se dan una serie de cambios fisiológicos, que pueden llevar a acciones contundentes como una pataleta, gritos, salir corriendo, etc.
Después de producirse la acción lo que obtenemos es un resultado concreto, que dependiendo de lo acertada o no que haya sido la acción, será mejor o peor. Puede que consigas un beneficio o un perjuicio.
En último lugar, nuestro cuerpo y mente sacan sus propias conclusiones, de manera más o menos consciente, y eso retroalimenta nuestra identidad, nuestra personalidad, nuestras creencias y determina las valoraciones que haremos o seguiremos haciendo.
Por lo tanto es un proceso que se retroalimenta.
La buena noticia…
…es que existen estrategias de regulación emocional que nos proporcionan formas de cambiar nuestros hábitos y cortar el bucle para generar las acciones que nos gustarían. Tú puedes decidir cómo actuar, simplemente usa la estrategia que más se ajuste a tu forma de ser o que mejor te funcione y cambia ese hábito de raíz.
El momento idóneo para aplicar una estrategia de regulación emocional es en el momento previo a la acción, cuando ya hemos valorado el acontecimiento según nuestra idiosincrasia y ya hemos sentido la emoción correspondiente. Entonces usamos la estrategia para hacer distancia y, poco a poco, empezar a elegir la acción que realmente queremos.
Además, también podemos prevenir conductas negativas cambiando nuestras creencias limitantes por otras más optimistas y constructivas, actuando sobre la valoración del acontecimiento.
O podemos adaptarnos a las situaciones nuevas haciendo hincapié en el último paso del proceso, las conclusiones, haciendo que estas, en vez de retroalimentar la antigua valoración limitante, se dirija a cambiar mediante una visión más positiva y constructiva y nos acerque al cambio.
En el siguiente vídeo-post explicaré cuáles son las estrategias que puedes utilizar para sanar tus emociones y aprender a regularlas para acompañar el cambio.
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