Automotivación
Ninguna historia tiene un final
Cuando tenía dieciséis años y me acabé el libro de El Alquimista de Paulo Coelho, me quedé con las ganas de una segunda parte, me negaba a pensar que la protagonista volvía a su ciudad con su marido y se dedicaba a ser ama de casa, a tener hijos y a ser… ¿feliz para siempre?
Que ninguna historia tiene final lo saben bien los guionistas de las series o los creadores de sagas, la historia es tan larga como la fama o el legado de quien la protagoniza. Puede vivir mil aventuras, puede renacer de sus cenizas, puede sobrevivir en la memoria de personajes secundarios emergentes… y, a fin de cuentas, en la memoria de quien lee esa historia, de a quien se la cuentan, de quien es testigo de ella o de quien se deja influir por ella.
Así que mi conclusión es que ninguna historia tiene un final… y lo mejor está por llegar.
Podemos darle cuerda a nuestras ilusiones en todo momento. Se cierra una etapa y se abre otra nueva. No hay excusas para amodorrarse ni renunciar a los sueños. Porque aunque lleguemos a la última página del libro, los personajes que quedan tienen mucho que contar todavía.
¿Te imaginas que al protagonista de un libro le diera por deprimirse? ¿Qué tendría que pasar a continuación? ¿Cómo resolverías la trama? Si pensamos en nuestras vidas como en un relato, podemos escribir la historia que nos gustaría vivir y hacer que se parezca lo más posible a nuestros sueños.
Don’t worry, be happy…
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