La alegría favorece la comunicación, nos permite compartir los buenos momentos y genera un clima emocional sano. Sin embargo, mal gestionada puede llevar a la manía.

Por eso los expertos también dan pautas para atender la alegría de nuestros hijos y enseñarles a gestionarla. En concreto, Begoña Ibarrola aconseja:

1. Celebrar con ellos

Es importante que se sientan acompañados en su alegría, que seamos capaces de compartir sus pequeños logros e ilusiones, de disfrutar con ellos de esos momentos de felicidad.

2. Aclarar el motivo de su alegría

Si vemos que nuestr@ hij@ se alegra porque su compañero ha fracasado en algo, le tenemos que hacer ver que esa alegría no es adecuada en ese momento. Que si realmente es su amigo, no nos podemos alegrar de que le vaya mal a un amigo.

3. No descalificar

¿Cuántas veces un mal humor de un adulto chafa la alegría de un niño? Si tenemos un mal día en el trabajo o estamos de ánimo bajo, hacer un esfuercito para escuchar y celebrar la alegría de nuestro hijo, es mejor que hacer que se reprima porque nosotros estamos mal. Se merece expresarla y podemos aprovechar ese momento para salir de nuestro estado de ánimo negativo a través de la alegría de nuestro hijo.